Señor Director:
Diversos estudios nacionales e internacionales han demostrado la multicausalidad de la delincuencia, es decir, influyen en ella factores de carácter ambiental, educacional, social y cultural. En ese orden de ideas, las cien medidas planteadas por diputados de Renovación Nacional para combatir la delincuencia mantienen la tónica de proporcionar soluciones sencillas, unilaterales e ineficientes.
En primer lugar, resulta contradictorio que dicho sector político promueva el aumento de las sanciones, la disminución o modificación de beneficios carcelarios, y la admisión del control preventivo de identidad a personas mayores de 14 años, en circunstancias en que, paralelamente, manifiesten ser defensores de los derechos de los niños y adolescentes, exigiendo mejoras en las políticas públicas en dicha materia. En ese sentido, ninguna de las cien medidas va dirigida a combatir el origen de la violencia, siendo una más eficiente la de mejorar las condiciones económicas, educacionales y sociales de los ciudadanos.
En segundo lugar, es evidente que uno de los aspectos heredados del extinto sistema penal inquisitivo es que el fin del proceso sea la averiguación de la verdad. Sin embargo, debemos recordar que la llegada del sistema penal garantista provocó sacrificios epistemológicos, vale decir, no es concebible llegar a la verdad mediante la vulneración de valores superiores, como son los derechos fundamentales. Parece ser que dichos valores no están considerados en el espíritu de las medidas aportadas.
Por último, resulta curioso que no se señale ninguna medida tendiente a prevenir y combatir delitos de otra naturaleza, como, por ejemplo, aquellos que atentan contra la fe pública o al recto funcionamiento de la administración pública. Por consiguiente, no es descabellado pensar que el objeto de las medidas señaladas es combatir la delincuencia derivada del panorama expuesto por la criminología mediática. Este concepto, emanado del profesor Zaffaroni, permite afirmar que la finalidad del texto de las cien medidas es plantear un enemigo común, potenciando el deseo de aumentar las penas, creyendo erróneamente que la cárcel es la única solución.
Javier Martínez Morales
Abogado