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Tercer y cuarto delegado

Cristián Cáceres

Luego de siete meses en el cargo, el pasado martes Anwar Farrán dejó de ser el Delegado Presidencial de Ñuble. La noticia fue comunicada por la propia delegación a través de un comunicado donde también se dio a conocer el nombre de su reemplazante, el ingeniero agrónomo y master en Economía Agraria, Rodrigo García Hurtado (PPD).

De esta forma, la representación del Presidente de la República en la región suma su tercera “renuncia”, desde que esta administración inició su período, el 11 de marzo de 2022. Primero fue el abogado Claudio Ferrada (Revolución Democrática) que se desempeñó hasta octubre de ese año. Luego asumió el también militante de RD Gabriel Pradenas. El ingeniero comercial alcanzó a estar un año en el cargo y finalmente, en noviembre de 2023, fue designado el periodista Anwar Farrán (Partido Liberal), quien el pasado 30 de junio dejó el cargo.

Más allá de las críticas políticas que recibió de la oposición por ser “afuerino” (Farrán registra domicilio en la comuna de Cabrero, donde fue candidato a parlamentario), esta condición habría sido determinante en su salida, pues su nombramiento nunca fue visado por la Contraloría, supuestamente por incumplir el artículo 124 de la Constitución Política, que establece que: “Para ser designado delegado presidencial regional se requerirá residir en la región al menos en los últimos dos años anteriores a su designación”.

Obviamente, en este caso también existe un trasfondo político, luchas de poder internas y responsabilidades aún no reconocidas de quienes respaldaron su nominación y continuidad, pese al impedimento jurídico que fue expuesto prácticamente desde el mismo día de su designación.

El cargo de delegado presidencial -que reemplazó a los intendentes- es una expresión del centralismo consagrado en nuestro ordenamiento político-administrativo, pero siempre ha existido una preocupación especial del Ejecutivo por designar en aquel puesto, preferentemente, a personas que tengan un fuerte vínculo con la zona.

Rodrigo García posee esa característica. Es ñublensino, agricultor y empresario, y ha desempeñado diferentes cargos públicos. El clima político que le espera, en todo caso, no es de los mejores y no solo pondrá a prueba su historial en el servicio público, sino también su capacidad para ordenar localmente al oficialismo detrás de los objetivos del Gobierno y en particular del largo inventario de promesas que los habitantes de Ñuble esperan, esta vez sí, pasen de las propuestas a la acción.

De esta forma, la importancia estratégica de su cargo no está dada solo por el rol de ser la cara del Gobierno en Ñuble, coordinador de las seremis y articulador con el gobierno regional y el sector privado, sino también por la capacidad de García de exponer ante el nivel central las necesidades y expectativas de una región que requiere más que nunca de un representante del Ejecutivo con un fuerte liderazgo y redes políticas lo suficientemente robustas para apoyarlo. La tarea no es nada fácil, pero desde ya le deseamos el mejor de los éxitos.

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