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El documental del Mural de Escámez que planea director chileno mexicano

Cristian Díaz

Develado parte del mural que Julio Escámez pintó en la Municipalidad de Chillán en la década de los setenta, Christian Díaz Pardo, un cineasta mexicano chileno, se maravilló con la noticia. No solo porque la obra se creía extinta por el régimen militar, sino también porque de pequeño conoció y se empapó de la propuesta de su tío abuelo.

Es por esto que se ha embarcado en la idea de filmar un documental llamado “Días de Julio”, con el apoyo de la Productora DiezCincuenta. Por estos días, la producción desarrolla un crowdfunding para reunir los recursos necesarios y culminar la historia de investigación de este mural que, a cincuenta años del golpe militar, se niega a desaparecer. Para aportes, hay que ingresar a Indiegogo.com.

La Discusión Domingo conversó con Díaz Pardo para conocer los detalles de esta pieza audiovisual que completará la parte desconocida de la historia.

¿Cuál es tu vínculo con la obra de Escámez?

Es uno bastante cercano, muy familiar, porque desde pequeño me tocó crecer y ver la obra de Julio en los espacios familiares, en la casa de mi tío Hernán, en la casa de mi tía Orietta; entonces, para mí son imágenes que me remiten a la infancia, a mis vacaciones en el verano en Concepción, en Dichato; son recuerdos, memorias, imágenes muy familiares, muy cercanas.

¿Cómo nace la idea de este documental?

Primero recibimos la noticia del hallazgo de los vestigios del mural “Principio y fin” en la Municipalidad de Chillán, mural que Julio Escámez pinta en el año 1972 y que se creía destruido. Se había creado un mito en torno a él. Se decía que le habían arrojado ácido, que lo habían ametrallado, que lo habían picoteado. Tras el hallazgo pensamos en la urgencia de contar esa historia de alguna forma, no solamente desde el punto de vista familiar, sino desde el punto de vista de la historia de la cultura en Chile y del rescate de una memoria histórica. Hace algunos meses tuve la oportunidad de viajar a Chile, estuve en Chillán, entrevisté a varias personas, y con esto tuvimos ya algún registro de los primeros trabajos que se realizaron en el mural. Ahora vamos a seguir registrando ese proceso porque lo que empezó como un rescate de un pequeño fragmento ahora se va extendiendo cada vez más y lo ideal sería poder rescatar el mural completo. Hicimos un cortometraje titulado “El mural silenciado” y se presentó en el Museo de la Memoria a cincuenta años del golpe. Pero quedamos con la sensación que podíamos hacer más. Queremos contar la historia no sólo de Julio sino de toda la época dorada de la cultura que se vio interrumpida con el golpe de estado en 1973.

¿Qué es lo que más te llama la atención de este mural?

La multiplicidad de significados que encierra. Por una parte, está el mural en sí mismo, hay un discurso, hay una historia que se narra y es la historia de la lucha de clases donde hay una fuerza bélica, fascista, que trata de imponerse a las masas de la gente común y corriente. Tiene muchísima fuerza, porque transmite un conflicto potente y que dentro del contexto también de la época tenía una relevancia enorme. Pero también es una obra que paradójicamente sigue teniendo muchísima vigencia. A la inauguración asistió el presidente Salvador Allende, fue un acto artístico, poético, en donde la compañía de los cuatro, Orietta y los hermanos Duvauchelle recitaron algunos versos; Allende pronunció algunas palabras, hay fotografías de ese momento, y bueno, un año después, muchas de esas personas que estuvieron ahí tendrían un final trágico. Leí que tras el golpe las autoridades hicieron un análisis para dilucidar el discurso político del mural. Decidieron poner múltiples capas de pintura y paradojalmente, esas mismas capas protegieron al mural todos estos años.

¿Por qué es importante que se sepa lo que pasó?

Hay algo universal en la historia del mural, y también en la propia historia de Julio en el sentido del oficio de crear imágenes. En el caso de esta película queremos hacer un espejo entre el oficio del pintor y el oficio del cineasta. El pintor tiene que establecer un encuadre, un tema, cómo abordar ese tema, y tomar una serie de decisiones formales para contar o transmitir una idea, una emoción, un pensamiento, un sueño, una imaginación y es lo mismo que tratamos de hacer con el cine. Es importante reflexionar sobre la importancia de la construcción y reconstrucción constante de nuestra propia memoria, de la importancia de la reafirmación de nuestra identidad en directa relación con nuestros recuerdos, con nuestra historia.

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