Dos meses de retraso registra el juicio eclesiástico del sacerdote Osvaldo Salgado, exrector de la Catedral, que suma tres denuncias por abuso a exalumnos del Colegio Seminario Padre Hurtado que tenían alrededor de 10 años al momento de los hechos. Una de las causas del retraso fue la ausencia de un abogado canónico que defendiera a Salgado. Él debía proporcionarlo, pero no lo hizo. Esto llevó al administrador apostólico de la Diócesis de Chillán, Sergio Pérez de Arce, a encargar a principios de mayo la defensa al presbítero Mauricio Zapata, experto en Derecho Canónico de la Diócesis de Los Ángeles.
Zapata, de 45 años, integra el Consejo de Prevención de Abusos de su Diócesis, y se especializó en derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. Tiene experiencia tanto en la defensa como en realizar investigaciones previas en casos de abusos. Entre las indagatorias más conocidas que realizó, está la del sacerdote Reinaldo Méndez de Hualqui. Zapata declaró los hechos verosímiles y su actuar fue bien evaluado por la comunidad laica de Biobío.
El abogado canónico aseguró que “al padre Osvaldo no lo conozco, de hecho todavía no he podido entrevistarme personalmente con él. A mí me lo pidió el padre Sergio”. Zapata detalló que Salgado “no nombró defensor ni tampoco escribió su defensa. Me contactaron a mí porque si esa documentación va a Roma y se ve que el derecho a la defensa no fue usado por la persona, el proceso es nulo. Si fuese culpable y nadie lo defendió, queda estancado”.
En relación a los pasos que seguirá como defensor, sostuvo que “tengo que juntarme con el padre y ver todo el material que ha producido el delegado para el proceso administrativo -Claudio Soto-. Yo tengo derecho a ver todo lo que se ha dicho, está todo por escrito y tengo esa parte de la información. Lo que manejo es parcial, necesito reunirme con el padre Salgado, pero no he podido viajar a Chillán por distintas razones. El único día que tengo para salir a hacer diligencias es el día lunes”.
-¿Es complicado éticamente defender a un sacerdote que tiene tres denuncias por abuso sexual de niños?
-Normalmente, en la mayoría de casos que he conocido, lo niegan, ellos dicen que no es verdad, que son calumnias, que es por sacar plata. Yo en un momento le pido a la persona hablar sin el resto de los acompañantes, que es el núcleo fuerte que permanece con el sacerdote bajo toda circunstancia. Les digo: ‘A ver padre, dígame la verdad, ¿cometió algunas de estas acciones que se dicen de usted? Me tiene que decir la verdad para defenderlo, si me miente, y yo en el proceso descubro que lo que están diciendo es verdad, yo renuncio y usted tendrá que buscarse otro defensor’.
-Si Salgado le dice que es culpable, ¿qué buscará su defensa?
-Eso ha cambiado porque hasta hace poco, cuando eran sacerdotes muy mayores, eran sancionados con la privación del ejercicio del sacerdocio de manera pública, con vida de oración y penitencia, y se les permitía mantenerse en el sacerdocio, pero celebrando misa solo. En cambio a los que eran más jóvenes se les expulsaba del estado clerical. Pero con la práctica del Papa Francisco, que es reciente, y que expulsó a Karadima siendo un sacerdote que está cerca de los 90 años, cambió para todos el paradigma. Uno podría decir aplíquele una pena para que haga penitencia, y también que tenga un gesto hacia las víctimas, no solo pedirles perdón, si tiene bienes personales ayudándolos. Nunca va a reparar el daño, eso está claro. En el fondo ahora uno queda a la justicia de las personas que van a emitir la sentencia.
-¿Hay una posibilidad de que el proceso avance a que Salgado pierda el estado clerical?
-Por la experiencia que se tiene con el Papa Francisco sí.
-¿Es difícil tomar estos casos?
-Sí, porque son situaciones muy dolorosas. Si bien es cierto hay un principio que dice que una persona es inocente mientras no se demuestre que es culpable, también uno ve los relatos. Este es un pensamiento que me dirijo a mí mismo: si es culpable es necesario que haya un defensor para que el proceso sea válido, y la persona no alegue que nadie lo defendió, es una garantía.
-Según lo que ha podido ver en los casos. En su opinión, ¿cuál es la gravedad?
-Si yo me baso en el relato de las personas, ciertamente los delitos que ellos describen, estamos hablando de las presuntas víctimas, son graves. Lo narrado no es algo menor. De ser verdad, son muy graves. Pero no puedo decir si son ciertas hasta que no me reúna con el padre.
-¿Cuánto más puede demorar este proceso? ¿Un mes?
-Pienso que sí. Le escribí a don Sergio, y también me comuniqué con el padre Claudio, porque él hizo unas nuevas diligencias. De ellas, él tiene que producir documentos, que tengo que verlos, y una vez que tenga eso viajo a Chillán. Voy a estar un par de horas, me entrevistaré con el padre, regreso con todo el material, hago el escrito de defensa, lo entrego y ahí depende de don Sergio y los dos asesores que él elige.